... y seguí adelante.

Inspirado en el poema “Ese gesto de una mano” de Gustavo Roldán.


¡Cuánto soñé ese gesto, el de una mano que me invitara a tomarla para compartir el camino!

Después de mucho correr tratando de superar las piedras que me hicieron tropezar, "sólo un poco más" pensaba,

... y seguí adelante.

Alcanzarla se convirtió, a la vez, en el motor y la meta.

Pronto me di cuenta de que era una imagen en el horizonte, era parte del horizonte; cuanto más me esforzaba por llegar a ella, más se alejaba.

Lejos de sentir desesperanza me inundó el corazón un impulso de amor y alegría, ya que cada vez la veía un poquito más grande y su gesto amable parecía iluminarse,

... y seguí adelante.

Pasaba el tiempo y, como una gran contradicción, los esfuerzos para superar los obstáculos eran mayores, mas, increíblemente, pesaban menos.

Sorpresivamente mi mano se extendía imitando el gesto,

... y seguí adelante.

Y, casi sin darme cuenta, el camino se hizo llano, y mi cuerpo se sentía liviano; en ese momento sucedió la magia, sentí el contacto de esa mano sujetando la mía.

Me invadió la paz, y a la vez una dulce nostalgia; miré hacia atrás, y lo único que pudo hacer mi mano fue un gesto de adiós.



 

Miriam Venezia

12/04/2023 

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