Inspiración.
Qué tristeza, es desconcertante el sentimiento de haber perdido mi inspiración.
Salí temprano a
caminar con este desánimo en la mente y en el corazón dando vueltas en mí.
Recorrí las
calles de mi pueblo hasta que llegué a un camino de tierra en las afueras. A
partir de ahí todo era campo y soledad.
Hacia calor,
divisé un único árbol en el camino, fui hacia él, y me senté a su sombra
recostándome en su ancho y confortable tronco...
Pensaba en qué me
estaba sucediendo cuando, sorpresivamente, el cielo se oscureció; estaba
maravillada, y el asombro por lo que observaba no me permitió moverme a pesar
de la inquietud.
Estaba tratando
de poner claridad a mis pensamientos cuando, a lo lejos, apareció, difusa y
pequeña, una luz que cambió por completo mi foco de atención. Cada vez se aproximaba
más y no podía dejar de mirarla, cuando comencé a distinguir una silueta de
mujer, cuyo lento pero firme andar parecía sostener una danza acompasada con la
luz. Ésta se hacía más nítida, al igual que la silueta, a medida que se
acercaban.
Cuando estuvo a
unos metros de mí, distinguí el hermoso y tallado farol que sostenía en su mano,
en cuyo interior se veía lo que parecía
una llama intensa con destellos de colores.
Me saludó amablemente
mencionando mi nombre. Lejos de asustarme por no entender la situación, le
devolví cordialmente el saludo. Se detuvo. Le pregunté por qué sabía mi nombre,
ya que no la conocía. Al parecer, y aunque no se veía muy anciana, conocía el
nombre de todos los vecinos del pueblo.
Comenzamos a
conversar, se sentó a mi lado, y al instante, sentí tanta afinidad con ella,
que le confié mis sentimientos, casi sin darme cuenta. Me sonrió y me miró
largamente.
Me sentí en paz,
liviana, como suspendida en el aire...
Una intensa
ráfaga de viento me moviliza, me hace parpadear.
Siento que me
envuelve un calor ardiente y agradable a la vez.
Refriego mis ojos,
un poco confundida quizá, el sol se está acercando al horizonte, miro alrededor, me levanto y
recorro el desolado camino, esta vez volviendo sobre mis pasos.
A poco de andar,
tirado a un costado, encuentro un viejo farol, con un poco de herrumbre, pero
hermoso y tallado; es extraño no haberlo visto antes; lo levanto y lo llevo,
con intención de limpiarlo y colocarlo como adorno cerca de mi escritorio.
Pondré en él una lámpara a modo de vela; y me aseguraré de que nunca se apague.
Miriam Venezia
06/09/2023
Tu relato es realmenTu relato es realmente fascinante y evoca una sensación de misterio y transformación. Parece que has experimentado un encuentro mágico y significativo que ha reavivado tu inspiración y renovado tus energías. La aparición de la mujer con el farol y su conexión contigo añaden un toque de misticismo a la historia.
ResponderBorrarEs como si el encuentro hubiera encendido una llama interior en ti, simbolizada por la lámpara del farol. Mantenerla encendida como un faro de inspiración es una hermosa metáfora de cómo podemos encontrar luz y dirección en momentos de oscuridad.
Gracias por compartir esta historia, que nos recuerda la capacidad de la vida para sorprendernos y darnos nuevas perspectivas cuando menos lo esperamos.te fascinante y evoca una sensación de misterio y transformación. Parece que has experimentado un encuentro mágico y significativo que ha reavivado tu inspiración y renovado tus energías. La aparición de la mujer con el farol y su conexión contigo añaden un toque de misticismo a la historia.
Es como si el encuentro hubiera encendido una llama interior en ti, simbolizada por la lámpara del farol. Mantenerla encendida como un faro de inspiración es una hermosa metáfora de cómo podemos encontrar luz y dirección en momentos de oscuridad.
Gracias por compartir esta historia, que nos recuerda la capacidad de la vida para sorprendernos y darnos nuevas perspectivas cuando menos lo esperamos.
El último mensaje no salió. No veo lo que escribo salvo que lo pinte como cuando quiero copiar algo. y creo que se envía cuando cliqueo publicar.
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