Incomprensión

  La mansión es enorme y el parque que la rodea parece dibujado con distintos tonos de verde, algunos más cálidos que otros, y todos muy brillantes. Está rodeada de una hermosa arboleda y plantas podadas con distintas formas, algunas parecen sillones o grandes tinajas. Los altos ligustros que flanquean el camino, parecen columnas que conducen a la reja de entrada.

Cerca vivía ella, como en un bajo. La entrada al barrio era diminuta, de calles sinuosas, profundas y oscuras.

A pesar de su corta edad, entendía muy bien las enseñanzas de sus mayores y, entre otras cosas, aprendió que no debía salir sola; y en realidad era innecesario, ya que tenía una gran familia.

No sé si su comunidad era la más próspera, pero sí numerosa, estable, y muy trabajadora, siempre tenían lo suficiente y un poco más, acorde a su modo de vida.

Ella también aprendió sobre el orden, el respeto y la cultura del trabajo.

Me encanta observarla saliendo, siempre acompañada, a cumplir y aprender sus obligaciones; y como todavía es pequeña, su familia cuida que su esfuerzo sea acorde a su tamaño.

Con el tiempo, creció y también comenzó a salir sola. La dinámica era curiosa, recorría distintos lugares y a su regreso, volvía a salir con su familia.

Su modo de vida, a pesar de ser rutinario, de verdad es un ejemplo de alegría y coherencia, de armonía y trabajo.

Un día dejé de ver su cadente y ordenado ir y venir.  

Esta comunidad no era muy querida en el barrio.

“¿Se habrían mudado?”

Me acerqué a la entrada y estaba todo blanco, como si hubiera nevado.

Ahora, recordando su paso por ese hermoso parque, se observa el angosto y largo sendero entre la reja y los rosales.

“¡Bueno, después de todo, no todos tenemos la misma mirada!!” ...




 


                     

Miriam Venezia

23/11/2023

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