Sol en nuestra vida
Por descuido, la persiana del
dormitorio quedó mal cerrada.
Se posó en mis ojos, “es temprano
para levantarse” pensé.
Lo comprobé al mirar el reloj que
sonaría al rato.
Lo primero, como siempre, poner la
pava en el fuego.
Preparar el mate intentando
sorprenderlo al despertar.
Su amplia sonrisa llena mi alma de
alegría y esperanza.
El beso y abrazo compartido, de
amor.
Es maravilloso comenzar el día
sintiendo que todo estará bien.
La mañana transcurre tranquila
entre quehaceres y charlas.
Después del almuerzo, cada uno se
dispone a encarar su tarea.
Con el ambo recién planchado, se
despide y se encamina a cubrir una guardia que, con suerte, será muy movida.
Otras veces, además, se tornará muy
exigente, no sólo de sus habilidades académicas, sino de todo su ser empático y
compasivo.
Termino de cambiarme, cierro la
puerta y me dirijo a encarar a las personas que, generalmente enojadas e
intolerantes, llegan a la oficina de reclamos.
El trabajo es demandante y
requiere, no sólo de mis habilidades académicas, sino de toda mi empatía y
paciencia.
Cuando se va terminando la jornada,
recuerdo que quedan pocas provisiones, por lo tanto tendré que pasar por el
supermercado.
Llego a casa con un resto de
energía, suficiente para preparar algo sencillo para comer.
Mientras el horno hace su magia a
fuego lento, me dispongo a tomar una ducha refrescante y relajante de las
tensiones de todo el día.
Lo mismo hará al llegar y poder al
fin quitarse el ambo, no sin antes abrazarnos con un cálido beso de bienvenida.
Destapo una botella de vino y sirvo
dos copas, que compartimos mientras busco una fuente y él retira la comida del
horno.
Nos disponemos a una cena tranquila compartiendo las experiencias de la
jornada laboral y proyectando nuestro fin de semana.
Él pone lo mejor de sí para calmar
la angustia de una mamá primeriza y el llanto de su bebé; yo hago lo propio
para solucionar inconvenientes, bajar los decibeles y hasta lograr quizá una
sonrisa en las personas que acuden a mí con sus preocupaciones.
Es curioso tener trabajos tan
distintos con requerimientos similares para poder llevarlas a cabo con
eficiencia, y obtener los mejores posibles resultados.
Llegamos a la conclusión de que en
todo ámbito debe ser parecido si el objetivo es el servicio y la empatía con
los demás.
Terminada la cena, compartimos
tareas para dejar la cocina ordenada.
Nos dirigimos a la habitación, ya
estamos bastante cansados.
El día fue largo, trabajoso pero
muy satisfactorio para ambos.
El quitarnos la ropa se ha
convertido en una diversión.
Ya con los pijamas puestos, nos
espera el mullido abrazo.
Las sábanas son suaves y acarician
nuestros mejores sueños.
Antes de dormir, el televisor nos
informa las noticias.
Los sucesos a nuestro alrededor,
contribuyen a sentirnos muy agradecidos.
La pantalla se apagará después de
transcurridos noventa minutos.
Más de una vez, no llegamos
despiertos hasta ese momento.
No termino de conciliar el sueño,
aunque no quiero levantarme.
Mas, no podré descansar sin cerrar
del todo la persiana.
Miriam
Venezia
26/10/2024
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