Otras caras de la historia
Y después del café pre tareas,
cada uno se ubicó en su lugar para comenzar de lleno el día.
Silvia era la encargada del
sector, considerada una gran líder por el equipo, que después de varios años de
estar juntos mantenían una especie de amistad.
Esperando obtener su firma, se
acercó a su escritorio Carla, con las planillas pertinentes, y bajando la voz
le dijo:
-¡¿Te
diste cuenta de que Alicia fue con zapatillas a la fiesta?! ¿Qué entenderá por
elegante sport? Seguramente fue a propósito, para llamar la atención.
Silvia la escuchó en silencio mientras
firmaba cada página, y al finalizar, le indicó un error en una de ellas y le
pidió que la corrigiera.
Al rato, Gloria se levantó y
caminó directamente hacia la máquina expendedora. Sirvió dos tazas, atenta por
si alguien le pedía una. Con la excusa del café, sabiendo que no lo pediría,
aunque lo recibió de buen grado, se acercó a Silvia y aprovechó para hacerle el
comentario:
-¡¿Viste que Alicia fue la única de nosotras
que fue en zapatillas? Eran muy lindas, pero fue el comentario de la noche.
Pobre seguramente tiene algún problema en los pies!
Silvia agradeció el café y
siguió sumergida en la pila de papeles en su escritorio, mas tomó conciencia de
que estaba un poco exasperada con las críticas que sus compañeras hicieran
sobre otra que estaba en la oficina contigua.
Cuando Germán se acercó, al
ver su expresión le preguntó si estaba bien, y ella visiblemente molesta le
espetó:
-¿Tenés algún comentario sobre la fiesta del
viernes?
-Necesito consultarte algo sobre la cuenta
de la nueva compañía -dijo un poco confundido.
Silvia se sintió un poco más
relajada, aunque, después de responder a su inquietud, Germán agregó:
-Ya que preguntaste, sí, tengo un
comentario, ¿viste que Alicia fue en zapatillas? Me pareció muy canchera,
estaba linda. Bueno, gracias por el dato sobre el cliente.
Silvia sonrió, tomó un sorbo
de café y siguió con lo suyo.
Eso no evitó que pensara en
las diferentes conclusiones, derivadas de las suposiciones y juicios, a las que
llegan las personas.
Llegó la hora de irse y en el
pasillo se encontró con Alicia, encargada de la oficina de personal y salieron
juntas.
-Se comentó bastante sobre la fiesta del
sábado -dijo Silvia.
-Sí, también en mi oficina -contestó
Alicia-, y cuando terminamos el desayuno y me concentré en el trabajo,
escuchaba murmullos, quizá sobre lo mismo, no sé.
-Y… ¿no te provoca cierta curiosidad saber
de qué hablaban?
-La verdad…
no.
Ese sábado, temprano, Alicia
comenzó a pensar qué usaría para la ocasión. La invitación decía “elegante
sport”.
Como siempre, priorizó su
gusto y comodidad antes que la consigna.
Se pondría algo más nuevo que
lo habitual. Eligió un pantalón blanco de gabardina elastizada y una remera azul
noche, bastante amplia, con unas tachas de un negro brillante en los bordes que
le daban un toque bastante coqueto. Para completar el atuendo, usaría sandalias
de color gris muy claro con algunos detalles en peltre.
Mas, a último momento, y
pensando en la posibilidad de que se armara el baile, decidió cambiarlas por un
par de zapatillas blancas con unos brillitos en el empeine, que resultaron más
cómodas y para su gusto, no afectaban la elegancia del conjunto.
-Seguramente, los comentarios serían sobre
los asistentes ¿no te parece? -le dijo a Silvia.
-No lo dudes -contestó ella.
-Bueno, las personas, a veces necesitan
dejar volar su imaginación, fabulando sobre los demás. Y de paso sirve de
distracción y evitan mirarse a sí mismos.
Siguieron caminando y, riendo
juntas, dieron por finalizado el tema.
Miriam Venezia
04/12/2024
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