Aprendiendo a vivir

Pasá que te cuento - Miriam Venezia (Marca y Logo Registrados)

Alicia nació en un pequeño pueblo, un poco distante de las grandes ciudades.

Apenas terminado el colegio secundario comenzó a trabajar para contribuir al sustento de su familia, esto era prioritario.

Los horarios no le permitían pensar en un estudio universitario, pero sí podía acomodarlo a la estructura de un profesorado.

Transcurrido el primer año, lo aprobó con muy buenas notas, y al comenzar el segundo se complicó con un par de materias que le exigían un asiduo trabajo en la Biblioteca.

No pudo acomodar los horarios y ese fue el fin de sus aspiraciones como estudiante y futura profesora.

Hacer las cosas a medias jamás sería una opción para su vida.

Se enfocó en trabajar con la satisfacción de haber aprendido a hacerlo bien y haber podido aportar algo propio. Disfrutó con cada uno de sus trabajos, y se sintió bendecida.

Lamentó tener que dejarlos en su momento, cuando las circunstancias así lo exigieron.

En medio, se casó y formó su familia y, aunque no logró elevar su estándar de vida, eso no impidió proporcionar una buena educación a sus hijos, ropa adecuada y comida todos los días.

Cuando se presentaron obstáculos, trabajó más para poder mantener lo mejor posible todo lo que había construido.

Su esposo era un buen hombre que, al tener un trabajo independiente, obviando las constantes sugerencias, pasaba gran parte del día fuera de la casa.

Cuando sus hijos crecieron y hasta que lograron su independencia, tuvo dos y hasta tres trabajos.

Gracias a eso, después de muchos créditos y cuotas, lograron comprar una modesta casa de barrio, que logró terminar de pagar varios años después de su separación.

Nunca se arrepintió de sus esfuerzos, aunque esto le valió el enojo de sus hijos, en distintas etapas; seguramente otra hubiera sido la historia de haber estado más presente, más de lo que pudo dadas las circunstancias.

Su esperanza y su constante esfuerzo por enmendar eso, está puesta en que comprendan cuando sean adultos.

A medida que también Alicia fue madurando, entendió y se hizo cargo de los errores cometidos, con el único consuelo de haber obrado de la manera que creyó más correcta en cada momento, con lo que sabía y los elementos a su alcance.

Muchos años padeció, más que el no reconocimiento en general, el desconocimiento y la no valoración de los más cercanos.

Con el tiempo, creció mucho gracias a seguir estudiando y tratando de, siempre, ser mejor persona.

Y aprendió que el primer amor y reconocimiento que necesitaba era el de ella con respecto a sí misma.

Este aprendizaje, que sigue fomentando, hace que se sienta libre y feliz, tratando de sanar sus relaciones y procurando aportar esto a las nuevas.

Estamos, no somos. Llegar a ser, implica que ya no estamos sujetos a cambios.

 

Miriam Venezia

     12/03/2025 


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