Esa sensación
Alicia se despertó con esa sensación; esa que la impulsa a levantarse y poner en papel, por decirlo de manera romántica, las cosas que fluyen a su mente desde su espíritu, y la necesidad de compartirlo.
Y fue como un déjà vu.
Buscó su antiguo cuaderno borrador y, revisando una tras otra sus páginas,
encontró el inicio de una idea que en su momento no pudo redondear, y retomó lo
ya escrito con la convicción de terminarlo.
En su momento, fue a partir de este cuestionamiento:
-¿Cuál será mi saludo para Las
Fiestas? Lo habitual es compartir buenos deseos.
Sus buenos deseos siempre surgen de su mente y su corazón.
Esta vez quiso hurgar hondo en su corazón y que sólo éste dictara el
mensaje.
Pensó en Dios y le pidió fervientemente que derrame bendiciones sobre este
convulsionado mundo y especialmente sobre esta amada Argentina.
-Hoy más que nunca sostengo que lo mejor está por venir.
Cuando se acerca el fin del año, siempre siente que el
próximo será mejor que el presente.
Y quiso detenerse aquí para compartir sus reflexiones.
-Quiero poner todo mi esfuerzo
para mejorar lo personal y el entorno.
Las acciones de cada persona, influyen en el devenir de lo cotidiano y, el efecto
de sus intenciones es multiplicador, para bien o para mal.
Si cada uno pudiera enfocar la mirada hacia la Paz y Bienestar de las
personas que lo rodean, lograría hacer de su lugar un mejor sitio para crecer.
Habiendo ratificado estos conceptos se enfocó en sus relaciones personales.
-Necesito expresar lo que siento y
compartir mis reflexiones con las personas que me rodean; también como ofrenda
de consideración hacia el resto.
Para quienes tengan la oportunidad de leer esto, les agradezco, y les pido que
no lo descarten de plano ante el primer desacuerdo o rechazo que pueda
provocar.
Sé que es mi visión, y aquí va…
En su experiencia, sintió que, en ciertas circunstancias, las personas que
más queremos y en quienes confiamos, son las primeras a quienes estamos
dispuestos a dejar de lado.
Cuando este concepto llegó a su mente, un “NO” fue la primera respuesta que
le surgió y lo hubiera descartado, si no fuera por su espíritu curioso y
cuestionador.
Comenzó a observar qué sentía cada vez que un amigo, ante una propuesta
suya, le respondía que podía llegar a aceptarla si no surgía alguna otra cosa.
Lo que sentía era una mezcla de desilusión, frustración y una especie de falta
de cariño que no quería admitir.
Y se cuestionó:
-¿Qué sucede para que mi amigo y
yo no podamos hacer este compromiso? -cuestionando también su propia actitud
ante alguna propuesta similar.
Como era de esperar, encontró varias justificaciones como el trabajo, los
cursos, los demás, el vértigo de la vida que nos deja sin tiempo.
Después de mucho sentir y pensar, pensar y sentir, llegó a algunas
respuestas que capitalizó como aprendizaje.
Entre ellas, supo que el amor y la confianza con tal o cual, hacen que, a
veces inconscientemente, los posterguemos por la certeza de que siempre estarán
ahí.
Y volcándolo en sus letras, cuando lo tuvo delante de su mirada, entendió
que el ser humano no tiene consciencia de su finitud, y mucho menos de la
incertidumbre del tiempo por vivir en este plano… siempre estarán ahí.
Así fue que decidió, perdonándose y a los demás, y a partir de este velo caído,
hacer su parte; ante cada propuesta, tomar el tiempo para considerar su
respuesta y sobre todo a quien la formulare, intentando ponerse en su lugar.
Con mucha o poca dificultad, se puede lograr y comprobar que conlleva un
enorme beneficio para toda forma de relación.
Cada uno tiene su tiempo de crecimiento, el único límite es el propio
tiempo de vida.
Alicia sintió que su espíritu se liberaba y le dio mucha alegría.
Dejó de lado las otrora inevitables suposiciones, y adquirió más empatía y comprensión
consigo misma y el resto.
Finalmente, y al amparo de esta nueva luz, comenzó a escribir sus más sinceros
deseos para las próximas Fiestas.
Miriam Venezia
20/03/2025
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